Los Suaves somos todos - Seguimos con nuestro asunto…

Seguimos con nuestro asunto…

Artículo escrito por Juan Luis Ibarretxe Marcos

Yosi, en la Rock Star el 11 de diciembre de 2009 (Foto: Trini)

01/06/2012: No sé si alguien sabrá que hace justo 22 años, el 1 de junio de 1990, cayó también en viernes. Muchos de ustedes ahora estarán pensando “¿Y a qué viene ahora esta chorrada que escribe el Juanlu?” Pues muy sencillo. Y es que aquel viernes no fue un viernes cualquiera. Me acuerdo perfectamente de que a primera hora tenía clase de matemáticas con una profesora llamada Ana, que mi amigo Cosme, ahora cantante y bajista de “Cerebral Effusion”, era compañero de aula y cumplía años, (¡¡Felicidades crack!!) y que el sol entraba por la ventana de mi añorado Instituto Elexalde, en Galdakao.

Hasta aquí todo puede parecer normal, pero es que a mí, esa mañana el sol me alegró más que lo habitual por una razón bien sencilla ¡¡Esa noche iba a ver por primera vez a Los Suaves!! Bueno, ésa era mi intención, puesto que no tenía entrada anticipada y por Bilbao no se había hecho mucha propaganda de este concierto que, en cierto modo, iba a marcar mi vida. Así las cosas, bien prontito por la tarde bajé a Bilbao acompañado de mi querida amatxu (yo era un mocosillo de catorce años) y me acerqué a La Casilla con más miedo que vergüenza, temeroso de que no hubiera entradas, o de que el concierto se hubiera suspendido.

Los Suaves, en Villaba, el 15 de enero de 2010

Mis temores se disiparon en torno a las 19:20 horas de la tarde, con lo que mi madre “me soltó” y se marchó con su hermana Merche (a la sazón, mi tía) a hacer compras o a charlar tranquilamente. La verdad es que no lo sé, porque yo ya tenía los cinco sentidos y mis pocas neuronas alteradas por la excitación previa al que iba a ser mi “bautismo” Suave. En fin, que para las 19:30 horas del 1 de junio de 1990 ya tenía el culo en una silla de La Casilla y un refresco en la mano (no olvidemos que yo era menor de edad y era muy formal) y estaba esperando a que llegaran las 20:00 horas y saltara al escenario el grupo Estigia, ganador ese año del apartado heavy del “Concurso Pop-Rock Villa de Bilbao”.

Con puntualidad británica, se apagaron las luces y los vascos empezaron una actuación que yo pude seguir sin demasiados agobios desde primera fila debido a que aún quedaban muchos huecos en el pabellón. Tras 45 minutos de “tralla”, las primeras filas ya estaban más concurridas, pero yo me hice fuerte en la zona delantera, puesto que no quería perderme ni un detalle de lo que nos iba a ofrecer la banda del gato. En fin, que para las 21:00 horas, se vuelven a apagar las luces y ahora el ruido de las gargantas de los miles de seguidores que se dieron cita en La Casilla (yo calculo que unos 4.000) ya era atronador. Empieza la intro, mi piel se pone de gallina, se escuchan los riffs de guitarra mientras explota la pirotecnia y Yosi comienza a cantar: “Llevamos un siglo tocando, y aún no vimos un duro”... Increíble. No voy a gastar el teclado del ordenador intentando describir lo que sentí entonces, porque simplemente es imposible. Simplemente puedo decir que “siempre seguirá existiendo la persona que fui esa noche”. Desde este impresionante arranque hasta el final del concierto, pues ya sabéis, “dos horas en el paraíso, para el bis aplaudes media, luego se encienden las luces, se acaba la fiesta del rock”.

Alberto Cereijo, en Logroño, el 4 de noviembre de 2011

Afortunadamente, ahí no acabó la fiesta del rock para mí. De hecho, desde entonces no he parado de vibrar con la música de Los Suaves y de recordar una y mil veces todos los detalles vividos aquella noche: cómo llegué a tocar con los dedos la guitarra que lanzó Yosi mientras sonaba el Johnny B. Goode, cómo el cantante ourensano salió con la camisa de cuadros y con una chupa de cuero pese a que hacía más de 35 grados en Bilbao (más o menos como hoy), cómo el propio Yosi dijo que, pese al bochorno que reinaba en La Casilla lució la chupa de cuero hasta la cuarta canción “por principios y para defender el rock, ya que mucha gente lleva chaqueta de cuero por ir a la moda y yo la quiero reivindicar como una prenda del rock and roll”, cómo las fotos que sacó al final aparecieron dentro del vinilo del “Maldita sea mi suerte”, cómo ésa fue la primera vez que vi tocar a un muchachito llamado Alberto Cereijo, quien ocupó el lugar del añorado Hermes, cómo Yosi variaba la letra del Sin Empleo para hablar de “tres millones de parados” (hoy somos casi seis), cómo la banda sacó una pancarta con el lema “Los Suaves denok gara”, que en euskera significa “Los Suaves somos todos”, cómo me quedaba perplejo con la pirotecnia, cómo tras encenderse los focos, éstos se volvieron a apagar para sonar de nuevo el “Dolores se llamaba Lola”, cantada íntegramente por el público…

Los Suaves, en Sestao, el 28 de junio de 1992 (Foto: Maci)

Si soy sincero, podría estar mucho más tiempo rememorando algo que ha sucedido hace 22 años, aunque “parece que fue ayer”, como diría Yosi, pero es que en principio quería escribir un texto cortito para celebrar este 22 aniversario y con la tontería he acabado metiendo una chapa tremenda (para que luego digan que los vascos somos parcos en palabras). En fin, para terminar sólo quiero decirles que, 22 años después de aquel 22 de junio de 1990, “seguimos con nuestro asunto, no saben que el rock amigos, se escucha con el corazón”.

Volver a la portada