Los Suaves somos todos - En el mismo equipo

En el mismo equipo

Artículo escrito por Juan Luis Ibarretxe Marcos

03/08/2012: En ciertas ocasiones he pasado más tiempo de lo necesario intentando descubrir los dichosos siete errores que aparecen en los pasatiempos del periódico, pero ahora lo único que les planteo a ustedes es que descubran las dos similitudes entre las fotografías que aparecen en este artículo que he osado empezar a escribir.

En efecto, en ambas podemos apreciar a dos sujetos de dudosa reputación “camuflados” dentro de un grupo de personas más o menos numeroso. Se trata de un servidor y de mi amigo Javier Yuguero, uno de los mayores seguidores del rock and roll y, por supuesto, fanático de la banda gallega Los Suaves. Entre las dos imágenes han transcurrido algo más de 19 años (ahora es cuando ustedes deben decir “pues si se mantienen igual de jóvenes y apuestos”) y, como dice la canción, “parece que aún fue ayer”.

En la instantánea tomada en pleno atasco en la A-8 y en la que ambos vestimos chándal, regresábamos a casa tras jugar un partido de fútbol sala en Santander. En concreto, data del domingo 20 de junio de 1993 (justo dos días después de que yo acabara la selectividad) y por entonces ambos ya llevábamos a nuestras espaldas un buen número de conciertos. Javi incluso ya exhibía con orgullo el gato de Los Suaves, uno de nuestros inseparables compañero de fatigas.

La segunda de las imágenes aglutina a una mayor cantidad de amigos y, aunque fue sacada a la puerta de un campo de fútbol (el de San Lorenzo, en Laredo), está más vinculada a la música que al deporte. Y es que la fotografía corresponde a los instantes posteriores al concierto ofrecido por Los Suaves en esta localidad cántabra el pasado 30 de junio y, pese al paso del tiempo, en la misma se puede comprobar cómo Javi y yo continuamos en la misma onda.

Cierto es que Javi ya no causa estragos cuando chuta con esa puntera letal que casi reventaba las redes de la portería rival, ni corta los ataques de los adversarios con la contundencia y estilo “karateca” que le llevó a ser uno de los mejores defensas del panorama futbolístico en Vizcaya. Las lesiones se cebaron con él y la realidad es que mi caso resultar bastante similar. El propio Javi me llamaba “la araña” cuando me ponía bajo los palos, pero ahora, más que un portero de fútbol sala, parezco un portero de discoteca, con unos kilitos de más en el cuerpo y con unas rodillas machacadas por el inexorable paso del tiempo.

Sea como fuere, después de la larga trayectoria deportiva que ambos, cada uno por su camino, hemos llevado (puesto que sólo fuimos compañeros de vestuario una temporada), el verdadero triunfo de mi palmarés reside en que, por una vez y sin que sirva de precedente, los dos podemos llevar la contraria al gran Yosi. Éste, en la anteriormente mencionada canción del disco “Maldita sea suerte” decía que “en los amigos creía, (…) voy recordando mentiras...”. Pues en este caso, yo puedo señalar con orgullo que sigo creyendo en los amigos. Eso sí, en amigos como Javi, que 19 años después, sigue formando parte de mi mismo equipo.

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